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Por: Web Matser

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São Paulo es una ciudad a la vanguardia, generadora de tendencias, marcada por su estilo osado e innovador. Esto también se figura en los proyectos arquitectónicos que se integran al paisaje de la metrópolis.

En sus 458 años, la capital acumuló verdaderas obras-primas, desde las más antiguas construcciones en tapia pisada, como el Patio del Colegio (que fue reconstruida, pero que todavía conserva una de las paredes con este estilo) y el Museo de Arte Sacra, hasta las modernas, incluyendo el Museo de Arte de São Paulo (Masp), el Museo Brasileño de Escultura (Mube), el Hotel Unique y el Instituto Tomie Ohtake, de Ruy Ohtake, además de las obras de Oscar Niemeyer, como el Edificio Copan, el Memorial de América Latina y las maravillas del Parque do Ibirapuera (Oca, Auditorio, Marquise, etc.).

Los estilos europeos, renacimientos y eclécticos también marcaron muchos proyectos en la ciudad. Es el caso de la Estación Júlio Prestes (donde está la Sala São Paulo), la Estación de Luz, el Museo Paulista (Museo del Ipiranga, el primer edificio de ladrillos paulistano), y el Palacio dos Bandeirantes y la Pinacoteca, cuyo proyecto es de unos de los más ilustres vecinos de la capital, Ramos de Azevedo, quien también proyectó el Teatro Municipal y la Casa das Rosas.

Existen además otros bellos ejemplos de construcciones de tiempos de un Brasil colonial, como el Solar da Marquesa de Santos, la Casa do Sertanista y la Casa do Bandeirante, y puntos con gran concentración de bellezas arquitectónicas, entre ellos las avenidas Paulista y Berrini y el Centro Histórico de la Ciudad. Esto sin referirnos a la arquitectura religiosa, de estilo ecléctico, como la Catedral da Sé y la Iglesia da Consolação, el Largo São Francisco y el Monasterio de São Bento.

Estos y centenas de otros ejemplos arquitectónicos hacen de São Paulo también un lugar para ser contemplado.